El Quartier de Chartrons es un barrio en Bordeaux que esta a orillas de la rivera de la Garonne. Es un barrio que originalmente fue un sector de oficinas y bodegas de productos que llegaban al puerto, por lo que sus calles son angostas, de adoquines y de casas altas de no más de cuatro pisos (la mayoría sin ascensor).
Hoy en día es un barrio que está de moda, con pocos restaurantes pero buenos tugurios donde tomarse un trago, departamentos de arriendo donde viven matrimonios jóvenes, parejas sin hijos y personas que desean vivir tranquilos cerca y lejos del ajetreo de la ciudad. Es como Bellavista hacia arriba de la Clínica Santa María: la distancia justa entre carrete y residencial.
Creo que una de las cosas mas interesantes de este barrio es el mercado que se pone los domingos frente al río: el Marche de Quartier de Chartrons. Lugar preferentemente de venta de productos orgánicos, “bio” y biodinámicos. Cuatro o cinco puestos de comida en las puntas y lo que quieran para preparar.
Digno punto aparte merecen los puestos de “aves asadas”, algo como los pollos asados chilenos, pero acá tienen además de los pollos, cerdo, pato, ganso y algunas carnes de caza. Lo mejor son las papas fritas en la misma grasa de las aves, las que se pueden llevar con o sin jugo de las carnes.
Los puestos de quesos son alucinantes, con más de 40 tipos diferentes para elegir; ni hablar de la charcutería, verduras y, por supuesto, pescado, donde la oferta es absolutamente distinta de la que estamos acostumbrados nosotros: rouget (pequeño pescado de carne blanca pero de piel roja especial para freír), dorade (carne blanca y firme, como la de la corvina pero con menos grasa), Raya, pulpo, merluza y tiburón, entre otros.
Más diferente aún son las ofertas de carne de caza (conejos sin descuerar, faisanes, palomas y perdices, entre otros, todos cazados durante la mañana y colgados para que se noten que son frescos), caracoles, vinos, plantas, flores… en fin, de todo, como en el Mercado Central pero en francés.
¿Dónde quiero poner el acento? En el pequeño puesto que hay en una de las puntas del mercado, donde está nuestro buen amigo Gy, y que vende ostras.
Los que me conocen saben donde voy: una docenita de ostras el domingo en la mañana, acompañado del infaltable “Tariquet Blanche” compone a cualquiera.
Lo malo es el valor: la docena vale $12 euros, es decir, algo así como 8 lucas, lo que hace que no todos los domingos sea un día de mercado (imposible no comparar las 5 lucas del ciento en Chile). Como ayer fue uno de “esos domingos”, quería compartirlo con ustedes.
Un abrazo chicos, los momentos de disfrute son para compartirlos.
Hoy en día es un barrio que está de moda, con pocos restaurantes pero buenos tugurios donde tomarse un trago, departamentos de arriendo donde viven matrimonios jóvenes, parejas sin hijos y personas que desean vivir tranquilos cerca y lejos del ajetreo de la ciudad. Es como Bellavista hacia arriba de la Clínica Santa María: la distancia justa entre carrete y residencial.
Creo que una de las cosas mas interesantes de este barrio es el mercado que se pone los domingos frente al río: el Marche de Quartier de Chartrons. Lugar preferentemente de venta de productos orgánicos, “bio” y biodinámicos. Cuatro o cinco puestos de comida en las puntas y lo que quieran para preparar.
Digno punto aparte merecen los puestos de “aves asadas”, algo como los pollos asados chilenos, pero acá tienen además de los pollos, cerdo, pato, ganso y algunas carnes de caza. Lo mejor son las papas fritas en la misma grasa de las aves, las que se pueden llevar con o sin jugo de las carnes.
Los puestos de quesos son alucinantes, con más de 40 tipos diferentes para elegir; ni hablar de la charcutería, verduras y, por supuesto, pescado, donde la oferta es absolutamente distinta de la que estamos acostumbrados nosotros: rouget (pequeño pescado de carne blanca pero de piel roja especial para freír), dorade (carne blanca y firme, como la de la corvina pero con menos grasa), Raya, pulpo, merluza y tiburón, entre otros.
Más diferente aún son las ofertas de carne de caza (conejos sin descuerar, faisanes, palomas y perdices, entre otros, todos cazados durante la mañana y colgados para que se noten que son frescos), caracoles, vinos, plantas, flores… en fin, de todo, como en el Mercado Central pero en francés.
¿Dónde quiero poner el acento? En el pequeño puesto que hay en una de las puntas del mercado, donde está nuestro buen amigo Gy, y que vende ostras.
Los que me conocen saben donde voy: una docenita de ostras el domingo en la mañana, acompañado del infaltable “Tariquet Blanche” compone a cualquiera.
Lo malo es el valor: la docena vale $12 euros, es decir, algo así como 8 lucas, lo que hace que no todos los domingos sea un día de mercado (imposible no comparar las 5 lucas del ciento en Chile). Como ayer fue uno de “esos domingos”, quería compartirlo con ustedes.
Un abrazo chicos, los momentos de disfrute son para compartirlos.